El certificado energético de una vivienda es un documento en el que consta la demanda energética de una casa en condiciones normales.
Dicho certificado energético es obligatorio y determina las características energéticas de un inmueble. Es decir, un examen por el que deberá pasar la vivienda.
La creación de este trámite surgió en consonancia con las medidas que se instauraron en la Unión Europea para lograr una mejora energética en todos los edificios de los países miembro.
El certificado se divide en siete letras de la A (la superior) a la G (la más baja) que certifican cuán eficiente es tu inmueble.
- Certificado A: Con este certificado puedes estar tranquilo, puesto que estás ayudando a cuidar el medio ambiente. Es la certificación de mayor eficiencia, lo que supone que el gasto energético es menor al 55%. Color: verde fuerte.
- Certificado B: El inmueble cuenta con una muy buena certificación y su gasto energético se sitúa entre el 55% y el 75%. Color: verde oliva.
- Certificado C: Esta categoría todavía se salva de tener una mala calificación. La vivienda tiene buena eficiencia, aunque se podría mejorar. Estas viviendas cuentan con un gasto entre el 75% y el 90%. Color: verde claro.
- Certificado D: Se trata de una de las etiquetas más habituales en las viviendas españolas. Su gasto energético se sitúa entre el 90% y el 100%. Color: amarillo.
- Certificado E: Con este certificado la calificación ya es mejorable. En este tipo de viviendas el gasto energético se establece entre el 100% y el 110%. Color: naranja claro.
- Certificado F: Entramos en una de las peores letras energéticas. En este tipo de viviendas, el gasto energético se establece entre el 110% y el 125%.
- Certificado G: El peor de todos los calificativos. Las casas con esta etiqueta carecen de cualquier tipo de eficiencia energética. Osea, si tu vivienda obtiene esta etiqueta roja deberás realizar una reforma, dado que su consumo energético es mayor al 125%.
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